así que procedí a su captura y a la preparación de un sitio donde alojarla. Resultó ser Lasius Emarginatus.
Dos días más tarde (jueves 18) cuatro alados machos entraron por la ventana de mi habitación por la noche mientras estudiaba con el flexo junto a la ventana. Con el traqueteo decidí trasladar a la reina ya que aun no había puesto huevos y el bote de pastillas en el que la tenía me parecía demasiado grande así que la alojé en el interior de una jeringuilla a la que le puse algodón junto a la boquilla y le hice unos agujeros de ventilación con un alfiler en los laterales (no estaba seguro de si el algodón húmedo dejaría pasar el aire). Humedezco el algodón con otra jeringuilla más pequeña introduciendo la aguja por el boquetito y le he hecho una funda de cartulina roja para que no le de la luz.
La he estado molestando bastante estos días (ya se que no debería, pero me puede la impaciencia y me preocupa a cada momento que la humedad no sea correcta o que no ventile bien y encontrármela patas arriba). También le he estado poniendo gotitas de agua con miel pero no las ha tocado, ahora se pasa el día agarrada al algodón. Ayer no la toqué en todo el día, esta mañana la he mirado unos segundos y no parece que haya puesto huevos así que la dejaré tranquila hasta pasado mañana que le echaré otro vistazo. Qué impaciencia, estoy deseando ya ver esas pelotitas blancas
