Myrmecopoética

Foro dedicado a la influencia de las hormigas en la cultura humana a través del tiempo.
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josemary
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Myrmecopoética

Mensaje por josemary »

De vez en cuando iré poniendo en esta Myrmecopoética algunos textos breves y literarios, mayormente de los clásicos, con las hormigas como tema o referencia.


Quevedo y Villegas, Francisco de
Poesías (1597–1645)


…Tan libre de pasiones enemigas
pasé mi juventud entre los mozos,
que me andaba a buscar los calabozos
de las pobres hormigas;
y viéndolas tan sabias, esperaba
que me habían de hablar si las hablaba...




Solís y Valenzuela, Pedro de
El desierto prodigioso y prodigio del desierto (c 1650)


…Veréys aquí también de las hormigas
el etíope exército ordenado
Ir a buscar el mísero sustento,
Y, no hallando auríferas espigas,
Buelve, con vna arista que ha hallado,
Vna de ellas cargada, al aposento;
Otra con passo lento
Arrastrando a traydo
Vn caracol torcido;
Trae vna a cuestas vna seca hoja,
Y otra, tirando de ella, atrás se arroja;
Otras tres llevan vna pluma al nido,
Y otras riñen sobre un grano verde,
Y la que más puede a la otra arrastra y muerde…



Medina, Pedro de
Arte de navegar (1545)


…Si en una rueda de un molino se assentasse una mosca o hormiga, ésta, aunque la rueda haga su movimiento muy veloz y apressuradamente, la hormiga bien podrá yr muy a espacio andando y haziendo su movimiento en contrario del que la rueda haze. Y, puesto que la rueda la trayga en derredor y en muy breve tiempo le haga dar buelta, ella muy a espacio puede acabar su movimiento. Pues en esta manera, en el movimiento qu'el décimo cielo haze, que es en cada veynte y quatro horas, los cielos inferiores, aunque son movidos por él, hazen sus movimientos propios en contrario, los quales cada uno por sí acaban en diferentes tiempos…
Última edición por josemary el 03 Mar 2008 17:52, editado 1 vez en total.
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Mensaje por josemary »

Anónimo
Los veintiún libros de los ingenios y máquinas de Juanelo Turriano (c 1605)


…Las piedras con que las puentes y calles se han de empedrar, no han de ser muy rodondas, porque no assientan bien; antes, han de ser llanas para que mejor assienten. Y esta calidad de piedras son las mejores, más alabadas y que más bien hazen su effecto y a nuestro propósito, porque las redondas suelen quitarse al más pequeño golpe. Las piedras no han de ser pequeñas, sino como la palma de la mano, porque caminan mejor los animales sobre ellas, y también que los carros suelen cavar mucho con las ruedas, y más quando caminan siempre por un mismo lugar. De modo que los animales suelen gastar mucho las piedras por donde passan. (Y aun hemos visto que de la mucha freqüentatión de las hormigas, quando de ordinario van un camino y buelven, quedar señal en las piedras muy duras)…



Torres Villarroel, Diego de
Anatomía de todo lo visible e invisible (1738–1752)


…Últimamente, vuelvo á repetir que este Cielo en que estamos, que es el único que concedemos, da una vuelta al Mundo en el espacio de veinte y quatro horas, y arrebata á todos los Planetas violentamente; y llevándolos consigo, los hace tambien dar en el mismo espacio de veinte y quatro horas una vuelta al Mundo, y los Planetas al mismo tiempo con movimiento contrario á este y natural suyo, se van paseando por el Zodiaco á la manera de una bola de hormigas, que miéntras ellas se van paseando por la bola al lado que quieren puede uno estar continuamente volteando dicha bola, ó como el que va en el Navío, pues el se va paseando dentro de la Nave hácia el Oriente, y el Navío camina impelido hácia el Occidente…



Pardo Bazán, Emilia
San Francisco de Asís. Siglo XIII (1903)


…A veces Francisco, en su inocencia, reprendía a los irracionales, como si en ellos cupiese discurso, y daba preceptos a la obediente naturaleza. A los grajos y gorriones que infestaban el huerto de un convento, turbando con parlera algarabía las meditaciones de los solitarios, les mandó que callasen o se fuesen, y lo hicieron dóciles: - Disponiéndose a predicar al pie de copuda encina, vió que subían por el arrugado tronco caravanas de hormigas; y como Francisco estaba con las hormigas muy mal, por ser de condición tan ahorrona y codiciosa, y tan desconfiadas de la Providencia, les ordenó abandonaran el árbol; el hormiguero desfiló en busca de otra guarida…
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josemary
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Mensaje por josemary »

Quevedo y Villegas, Francisco de
Epicteto y Phocílides (1609–1635)


…Las hormigas que habitan en secretos
aposentos, dejando sus honduras
salen para buscar mantenimiento.
Cuando el agosto, desnudando el campo,
las eras viste con el rubio trigo,
ellas se cargan con perdidos granos;
unas detrás de otras hacen recuas,
y llevan su comida para el tiempo
que no puedan buscarla, y no se cansan;
gente chica, mas docta y ingeniosa,
pues saben esconder sus aposentos
de suerte del hibierno, que ni el agua
ni el diluvio mayor halla la puerta…




Baroja, Pío
Desde la última vuelta del camino. Memorias (1944–1949)


…A mí me reprochan muchos el ser pesimista. Soy, efectivamente, un pesimista teórico respecto al cosmos. No creo que la vida tenga objeto fuera de sí misma. Es muy difícil imaginar este concepto pensando al mismo tiempo en el universo y en la estrella Sirio. No cabe optimismo posible. Las hormigas, dentro de nuestro planeta, tendrían los mismos motivos de optimismo que los hombres en el universo…

…Si no hay herencia de caracteres adquiridos en años, en siglos o en cientos de siglos, si no hay transformaciones y evoluciones, habría que creer que todo se repite, que todo es igual en este mundo sublunar, desde el principio de la vida del planeta hasta ahora, desde los elefantes prehistóricos hasta los ratones actuales, desde las ballenas hasta las hormigas, desde el pterodactilo hasta la mosca…



Castellanos, Juan de
Elegías de varones ilustres de Indias (1589)


…No se ve por allí floja la mano
De la mayor edad ni mozo tierno,
Porque ya por la sierra, ya por llano,
O van ó vienen con hervor eterno,
Ansí como hormigas en verano
Buscando los sustentos del invierno:
Bajos y altos, rústicos, discretos,
A la justa labor están sujetos…
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josemary
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Mensaje por josemary »

Santa Teresa de Jesús (1515-1582)

Libro de la vida

…Pues créanme, crean por amor de el Señor a esta hormiguilla que el Señor quiere que hable, que si no quitan esta oruga, que ya que a todo el árbol no dañe, porque algunas otras virtudes quedarán, mas todas carcomidas. No es árbol hermoso, sino que él no medra ni aun deja medrar a los que andan cabe él; porque la fruta que da de buen ejemplo no es nada sana; poco durará. Muchas veces lo digo, que por poco que sea el punto de honra es como en el canto de órgano, que un punto u compás que se yerre, disuena toda la música, y es cosa que en todas partes hace harto daño a el alma, mas en este camino de oración es pestilencia…

…Entendí estar allí todo junto lo que se puede desear y no vi nada. Dijéronme, y no sé quién, que lo que allí podía hacer era entender que no podía entender nada, y mirar lo nonada que era todo en comparación de aquello. Es ansí que se afrentaba después mi alma de ver que pueda parar en ninguna cosa criada, cuantimás aficionarse a ella, porque todo me parecía un hormiguero…


Relaciones espirituales

…En todas tres Personas no hay más de un querer y un poder y un señorío, de manera que ninguna cosa puede una sin otra, sino que de cuantas criaturas hay, es sólo un Criador. ¿Podría el Hijo criar una hormiga sin el Padre? No, que es todo un poder, y lo mesmo el Espíritu Santo, ansí que es un solo Dios todopoderoso, y todas tres Personas una Majestad…


Libro de las fundaciones

…¡Oh grandeza de Dios! ¡Y cómo mostráis vuestro poder en dar osadía a una hormiga !Y cómo, Señor mío, no queda por Vos el no hacer grandes obras los que os aman, sino por nuestra cobardía y pusilanimidad!...


Camino de perfección

…Otras veces me parece tengo mucho ánimo, y que a cosa que fuese servir a Dios no volvería el rostro, y probado es ansí, que le tengo para algunas: otro día viene, que no me hallo con él para matar una hormiga por Dios, si en ello hallase contradicción. Ansí unas veces me parece que de ninguna cosa que dijesen de mí, o me murmurasen, no se me daría nada, y he probado algunas veces ser ansí, que antes me da contento: vienen días que sola una palabra me aflige, y querría irme del mundo, porque me parece me cansa en todo. Y en esto no soy sola yo, que lo he mirado en muchas personas mejores que yo, y sé que pasa ansí…


Las Moradas

…Hagamos cuenta, para entenderlo mejor, que vemos dos fuentes con dos pilas que se hinchen de agua, que no me hallo cosa más a propósito para declarar algunas de espíritu que esto de agua; y es, como sé poco y el ingenio no ayuda y soy tan amiga de este elemento, que le he mirado con más advertencia que otras cosas; que en todas las que crió tan gran Dios, tan sabio, debe haber… hartos secretos de que nos podemos aprovechar, y así lo hacen los que lo entienden, aunque creo que en cada cosita que Dios crió hay más de lo que se entiende, aunque sea una hormiguita.


Cartas

…Y tras esto tiene de decir: A vuestra escuela, Señor, vengo a aprender, y no a enseñar. Hablaré con vuestra Majestad, aunque polvo, y ceniza, y miserable gusano de la tierra. Y diciendo: Mostrad, Señor, en mí vuestro poder, aunque miserable hormiga de la tierra

…Tiene necesidad el que llega a la oración de ser trabajador, y nunca cansarse en el tiempo del verano, y de la bonanza (como la hormiga) para llevar mantenimiento para el tiempo del invierno, y de los diluvios, y tenga provisión de que se sustente, y no perezca de hambre, como los otros animales desapercibidos; pues aguarda los fortísimos diluvios de la muerte, y del juicio…
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josemary
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Mensaje por josemary »

García Lorca, Federico (1898-1936)
Los encuentros de un caracol aventurero

…El pobre caracol
vuelve atrás. Ya en la senda
un silencio ondulado
mana de la alameda.
Con un grupo de hormigas
encarnadas se encuentra.
Van muy alborotadas,
arrastrando tras ellas
a otra hormiga que tiene
tronchadas las antenas.
El caracol exclama:
"Hormiguitas, paciencia.
¿Por qué así maltratáis
a vuestra compañera?
Contadme lo que ha hecho.
Yo juzgaré en conciencia.
Cuéntalo tú, hormiguita".

La hormiga, medio muerta,
dice muy tristemente:
"Yo he visto las estrellas."
"¿Qué son las estrellas?", dicen
las hormigas inquietas.
Y el caracol pregunta
pensativo: "¿Estrellas?"
"Sí -repite la hormiga-,
he visto las estrellas,
subí al árbol más alto
que tiene la alameda
y vi miles de ojos
dentro de mis tinieblas".
El caracol pregunta:
"¿Pero qué son las estrellas?"
"Son luces que llevamos
sobre nuestra cabeza".
"Nosotras no las vemos",
las hormigas comentan.
Y el caracol: "Mi vista
sólo alcanza a las hierbas."

Las hormigas exclaman
moviendo sus antenas:
"Te mataremos; eres
perezosa y perversa.
El trabajo es tu ley."

"Yo he visto a las estrellas",
dice la hormiga herida.
Y el caracol sentencia:
"Dejadla que se vaya.
seguid vuestras faenas.
Es fácil que muy pronto
ya rendida se muera".

Por el aire dulzón
ha cruzado una abeja.
La hormiga, agonizando,
huele la tarde inmensa,
y dice: "Es la que viene
a llevarme a una estrella".

Las demás hormiguitas
huyen al verla muerta…
Última edición por josemary el 07 Mar 2008 00:29, editado 1 vez en total.
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Mensaje por josemary »

Rébora, Marilina (1919-1999)
La hormiga

Sin saber que es domingo, ruidoso día de fiesta,
va llevando su carga la minúscula hormiga:
el trozo de una hoja en perfilada cresta
columpiase oscilante sin impedir que siga.

Apenas se apresura, que caminar le cuesta,
y se esfuerza consciente pues el deber la obliga,
prosiguiendo el sendero, pese a tal lastre, enhiesta,
pero sin detenerse ni demostrar fatiga.

¿Cómo sigue su rumbo el portentoso insecto,
conociendo infalible la dirección que toma?
¿Qué indicios lo conducen por previsto trayecto
y alcanzar sin perderse el lugar donde vive?
¿Será acaso la brisa? ¿O tal vez el aroma?
¿Quizá la propia tierra por su altura o declive?
¿Cuál será la conciencia de un obrar tan perfecto?



López Velarde, Ramón (1888-1921)
Hormigas

A la cálida vida que trascurre canora
con garbo de mujer sin letras ni antifaces,
a la invicta belleza que salva y que enamora,
responde, en la embriaguez de la encantada hora,
un encono de hormigas en mis venas voraces.

Fustigan el desmán del perenne hormigueo
el pozo del silencio y el enjambre del ruido,
la harina rebanada como doble trofeo
en los fértiles bustos, el Infierno en que creo,
el estertor final y el preludio del nido.

Mas luego mis hormigas me negarán su abrazo
y han de huir de mis pobres y trabajados dedos
cual se olvida en la arena un gélido bagazo;
y tu boca, que es cifra de eróticos denuedos,
tu boca, que es mi rúbrica, mi manjar y mi adorno,
tu boca, en que la lengua vibra asomada al mundo
como réproba llama saliéndose de un horno,
en una turbia fecha de cierzo gemebundo
en que ronde la luna porque robarte quiera,
ha de oler a sudario y a hierba machacada,
a droga y a responso, a pabilo y a cera.

Antes de que deserten mis hormigas, Amada,
déjalas caminar camino de tu boca
a que apuren los viáticos del sanguinario fruto
que desde sarracenos oasis me provoca.

Antes de que tus labios mueran, para mi luto,
dámelos en el crítico umbral del cementerio
como perfume y pan y tósigo y cauterio.
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Mensaje por josemary »

Denevi, Marco (1922-1998)
La hormiga

Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de indentificarlo con el Gran Universo. Pero cierta vez una hormiga se extravía por unos corredores en ruinas, distingue una luz lejana, unos destellos, se aproxima y descubre una boca de salida cuya clausura se ha desmoronado. Con el corazón palpitante, la hormiga sale a la superficie de la tierra. Ve una mañana. Ve un jardín. Ve tallos, hojas, yemas, brotes, pétalos, estambres, rocío. Ve una rosa amarilla. Todos sus instintos despiertan bruscamente. Se abalanza sobre las plantas y empieza a talar, a cortar y a comer. Se da un atracón. Después, relamiéndose, decide volver al Gran Hormiguero con la noticia. Busca a sus hermanas, trata de explicarles lo que ha visto, grita: "Arriba...luz...jardín...hojas...verde...flores..." Las demás hormigas no comprenden una sola palabra de aquel lenguaje delirante, creen que la hormiga ha enloquecido y la matan.

(Escrito por Pavel Vodnik un día antes de suicidarse. El texto de la fábula apareció en el número 12 de la revista Szpilki y le valió a su director, Jerzy Kott, una multa de cien znacks.)



Veirave, Alfredo (1928-1991)
Hormigas

Delicadamente transportan grandes piedras para
las pirámides de los faraones
apenas se tocan desde lejos
con las antenas versátiles
tristemente ignoran el sentimiento de los
amantes separados en los aeropuertos
y tampoco nada sintieron dentro del hormiguero
cuando la noticia de la muerte de Chaplin
recorrió el mundo en su silla de ruedas.
Según los especialistas de ciencias naturales
toda esa soledad de las hormigas no se siente
simplemente
porque no se acoplan porque sus huevos
son fórmulas del anonimato,
y porque de la lluvia sólo sienten sustancias líquidas
no sus nostalgias y eso
les impide silbar un viejo bolero de Armando Manzanero.
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Mensaje por josemary »

Tablada, José Juan (1871-1945)
[Dos haikus sobre hormigas]

Hormigas sobre un
grillo inerte. Recuerdo
de Gulliver en Liliput.

***
Breve cortejo nupcial,
las hormigas arrastran
pétalos de azahar.



Gurney, Robert
Hormigas (2004)

Ahora
tenía
fiebre.

La batalla
había cesado
y mi amigo
había vuelto.

Estaba tendido
con la mano
abierta
sobre la arena.

De donde estaba
me parecía
que salían
de mi palma
extendida.

Y bajaban
corriendo
un camino
cuatro pulgadas
de ancho
que conducía
de la maleza
a su hormiguero

cada una
llevando en la boca
la carga de una comida
una hoja
en forma de la vela
de una barcaza
del Támesis.

“‘Las hormigas
arrastran
nuestras lágrimas
de este a oeste’,
escribió
Juan Larrea
a la memoria
de Juan Gris,”
le dije
a mi amigo.

Se oyó
un llanto
extraño.

"¿Por qué
lloran?"
le pregunté.

"Porque saben,"
me contestó,
"que están
a punto
de morir."
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Mensaje por josemary »

Gómez de la Serna, Ramón (1888–1963)
[Dos greguerías]

Las hormigas llevan el paso apresurado como si las fuesen a cerrar la tienda.

¿Y si las hormigas fuesen ya los marcianos establecidos en la tierra?



Benedetti, Mario (1920-)
A imagen y semejanza

Era la última hormiga de la caravana, y no pudo seguir la ruta de sus compañeras. Un terrón de azúcar había resbalado desde lo alto, quebrándose en varios terroncitos. Uno de éstos le interceptaba el paso. Por un instante la hormiga quedó inmóvil sobre el papel color crema. Luego, sus patitas delanteras tantearon el terrón. Retrocedió, después se detuvo. Tomando sus patas traseras como casi punto fijo de apoyo, dio una vuelta alrededor de sí misma en el sentido de las agujas de un reloj. Sólo entonces se acercó de nuevo. Las patas delanteras se estiraron, en un primer intento de alzar el azúcar, pero fracasaron. Sin embargo, el rápido movimiento hizo que el terrón quedara mejor situado para la operación de carga. Esta vez la hormiga acometió lateralmente su objetivo, alzó el terrón y lo sostuvo sobre su cabeza. Por un instante pareció vacilar, luego reinició el viaje, con un andar bastante más lento que el que traía. Sus compañeras ya estaban lejos, fuera del papel, cerca del zócalo. La hormiga se detuvo, exactamente en el punto en que la superficie por la que marchaba, cambiaba de color. Las seis patas hollaron una N mayúscula y oscura. Después de una momentánea detención, terminó por atravesarla. Ahora la superficie era otra vez clara. De pronto el terrón resbaló sobre el papel, partiéndose en dos. La hormiga hizo entonces un recorrido que incluyó una detenida inspección de ambas porciones, y eligió la mayor. Cargó con ella, y avanzó. En la ruta, hasta ese instante libre, apareció una colilla aplastada. La bordeó lentamente, y cuando reapareció al otro lado del pucho, la superficie se había vuelto nuevamente oscura porque en ese instante el tránsito de la hormiga tenía lugar sobre una A. Hubo una leve corriente de aire, como si alguien hubiera soplado. Hormiga y carga rodaron. Ahora el terrón se desarmó por completo. La hormiga cayó sobre sus patas y emprendió una enloquecida carrerita en círculo. Luego pareció tranquilizarse. Fue hacia uno de los granos de azúcar que antes había formado parte del medio terrón, pero no lo cargó. Cuando reinició su marcha no había perdido la ruta. Pasó rápidamente sobre una D oscura, y al reingresar en la zona clara, otro obstáculo la detuvo. Era un trocito de algo, un palito acaso tres veces más grande que ella misma. Retrocedió, avanzó, tanteó el palito, se quedó inmóvil durante unos segundos. Luego empezó la tarea de carga. Dos veces se resbaló el palito, pero al final quedó bien afirmado, como una suerte de mástil inclinado. Al pasar sobre el área de la segunda A oscura, el andar de la hormiga era casi triunfal. Sin embargo, no había avanzado dos centímetros por la superficie clara del papel, cuando algo o alguien movió aquella hoja y la hormiga rodó, más o menos replegada sobre sí misma. Sólo pudo reincorporarse cuando llegó a la madera del piso. A cinco centímetros estaba el palito. La hormiga avanzó hasta él, esta vez con parsimonia, como midiendo cada séxtuple paso. Así y todo, llegó hasta su objetivo, pero cuando estiraba las patas delanteras, de nuevo corrió el aire y el palito rodó hasta detenerse diez centímetros más allá, semicaído en una de las rendijas que separaban los tablones del piso. Uno de los extremos, sin embargo, emergía hacia arriba. Para la hormiga, semejante posición representó en cierto modo una facilidad, ya que pudo hacer un rodeo a fin de intentar la operación desde un ángulo más favorable. Al cabo de medio minuto, la faena estaba cumplida. La carga, otra vez alzada, estaba ahora en una posición más cercana a la estricta horizontalidad. La hormiga reinició la marcha, sin desviarse jamás de su ruta hacia el zócalo. Las otras hormigas, con sus respectivos víveres, habían desaparecido por algún invisible agujero. Sobre la madera, la hormiga avanzaba más lentamente que sobre el papel. Un nudo, bastante rugoso de la tabla, significó una demora de más de un minuto. El palito estuvo a punto de caer, pero un particular vaivén del cuerpo de la hormiga aseguró su estabilidad. Dos centímetros más y un golpe resonó. Un golpe aparentemente dado sobre el piso. Al igual que las otras, esa tabla vibró y la hormiga dio un saltito involuntario, en el curso del cual, perdió su carga. El palito quedó atravesado en el tablón contiguo. El trabajo siguiente fue cruzar la hendidura, que en ese punto era bastante profunda. La hormiga se acercó al borde, hizo un leve avance erizado de alertas, pero aún así se precipitó en aquel abismo de centímetro y medio. Le llevó varios segundos rehacerse, escalar el lado opuesto de la hendidura y reaparecer en la superficie del siguiente tablón. Ahí estaba el palito. La hormiga estuvo un rato junto a él, sin otro movimiento que un intermitente temblor en las patas delanteras. Después llevó a cabo su quinta operación de carga. El palito quedó horizontal, aunque algo oblicuo con respecto al cuerpo de la hormiga. Esta hizo un movimiento brusco y entonces la carga quedó mejor acomodada. A medio metro estaba el zócalo. La hormiga avanzó en la antigua dirección, que en ese espacio casualmente se correspondía con la veta. Ahora el paso era rápido, y el palito no parecía correr el menor riesgo de derrumbe. A dos centímetros de su meta, la hormiga se detuvo, de nuevo alertada. Entonces, de lo alto apareció un pulgar, un ancho dedo humano y concienzudamente aplastó carga y hormiga.

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Mensaje por josemary »

[Nuestro compañero Olmo nos ha hecho llegar, traducción incluida, este poema del norteamericano Ogden Nash]

Ogden Nash, Frederic (1902-1971)
The Ant

The ant has made himself illustrious
Through constant industry industrious.
So what?
Would you be calm and placid
If you were full of formic acid?



[Trad. esp. de Olmo Hernández Cuba]

La hormiga se ha hecho ilustre
a través de una constante industria
¿Entonces qué?
¿Estarías tú tranquilo y calmado
si estuvieras lleno de ácido fórmico?
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Mensaje por josemary »

Salvat–Papasseit, Joan (1894-1924)
Les formigues


[Caligrama en una fachada del paseo del Born, Barcelona]

Camí de sol
per les rutes amigues
unes formigues



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Mensaje por josemary »

[Nuestro compañero Rcusco me ha hecho llegar, traducción incluida, este poema de Mercé Rodoreda]

Rodoreda, Mercè (1908-1983)
FORMIGA

És petit el gra de blat
i molts fan créixer la pila.
-Jo sóc la que més vigila
que tot estigui endreçat.

La pallofa de moresc
rossa és i nutritiva.
No colliu, la comitiva,
tèrbola bola de vesc!

Portem dol i anem per feina;
amb les mans, sense cap eina,
treballem en grups de mil.

I quan l'estiu s'enderroca,
entre l'arrel i la soca
resistim fins a l'abril.



[Trad. esp. de Ramón Cuscó Nicolás]

HORMIGA

Es pequeño el grano de trigo
y muchos acrecientan el montón.
-Yo soy la que más vigila
que todo esté preparado.

La cáscara de maíz
rubia es y nutritiva.
No cojáis, la comitiva,
turbia bola de muérdago!

Llevamos luto y vamos a la faena;
con las manos, sin ninguna herramienta,
trabajamos en grupos de mil.

Y cuando el verano termina
entre la raíz y el tocón
resistimos hasta abril.
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Mensaje por josemary »

Poema visual del libro La hormiga que canta, de Laura Devetach y Juan Lima (Buenos Aires, Ediciones del Eclipse, 2004).

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princesa
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Mensaje por princesa »

Este es un cuento largo que se alarga...

Esta es una hormiguita
que de su hormiguero,
salio calladita
y se metio en un granero
se robo un triguito
y arranco ligero.

Esta es otra hormiguita
que de su hormiguero,
salio calladita
y se metio en eun granero
se robo dos triguitos
y arranco ligero.

Esta es otra hormiguita
que de su hormiguero,
salio calladita
y se metio en un granero
se robo tres triguitos
y arranco ligero.

Esta es otra hormiguita
que de su hormiguero,
..............................
..............................
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Mensaje por josemary »

Muchas gracias, Princesa.

[Un activo compañero de Lamarabunta, robando tiempo a su intensa actividad de laboratorio, ha escrito el siguiente hermoso poema. La Myrmecopoética estrena así la publicación de poemas inéditos…]

Hernández Cuba, Olmo (2008)

Vosotras, conocedoras de los caminos
que a sol y sombra
trabajáis, por las hermanas
que mañana harán lo mismo
pero no amáis
pues sólo sois insectos
y os privamos de pasiones
por vuestro simple intelecto;
no dijo aquél:
siente el pensamiento,
piensa el sentimiento
mas no buscamos
sino con el número
para echar en falta
lo que no se mide,
lo que no encontramos,
para al ver vuestras ciudades
asombrarnos, de que seais hormigas,
aunque igualemos la barbarie
de vuestras guerras:
somos humanos, y sois hormigas.
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